miércoles, 4 de febrero de 2009

El año electoral y la dinámica del conflicto

Como ya mencionamos un par de post atrás, este 2009 es año electoral, con todos los ingredientes y condimentos que eso implica en lo político. Dentro de los movimientos y juegos de alianzas partidarias para posicionarse dentro del mapa Oficialismo/Oposición, existe un momento necesario de confrontación, de amigo/enemigo, de posicionamiento frente a la opinión pública y frente al otro.
Esto que es parte del ABC de la política, a veces se deja pasar por alto, se lo condena y se lo menosprecia. Un ejemplo de esto es esta nueva función que tomo la dimensión de enfrentamiento entre campo y gobierno de cara a las elecciones legislativas de este año.
Hoy en día, y especialmente de cara a estas elecciones, el eje de discusión política se estructura en torno a este debate. La posibilidad de conciliación, negociación, entendimiento esta estructuralmente bloqueada por parte de ambos bandos, porque la indefinición de este debate, su continuidad y dilatación, permite a cada uno posicionarse frente a la sociedad de cara a las elecciones.
Obviamente, esto implica un juego de mascaras y caretas, en donde de un lado y del otro se acusa al contrario de trabar negociaciones, de desoír al de enfrente y de rechazar el dialogo. Este juego de hipocresías, necesario para ambos es lo que posibilita y da entidad al juego político actualmente en nuestro país.
¿Qué hay que entender de esto? ¿Qué implicancias tiene este juego? Hoy en día las fichas son estas, el juego se estructura de esta manera, los posicionamientos políticos se definen en torno a que postura toma cada cual frente a este único debate (esto da a pensar en la simplificación y achatamiento del debate político), por lo que, mas allá de que en el medio de todo esto quede por ejemplo el productor en plena sequía, el objetivo de esta discusión no es la solución de un problema, sino el utilizarlo como trampolín frente a la sociedad y la opinión publica.
Con respecto a esto, y tomando nota de un hecho que tomo algo de notoriedad en los medios, me permito citar al Dr. Grondona, en su editorial de La Nación Online, en donde elabora ideas sobre el escrache al diputado Rossi por parte de manifestantes del campo. Dejo el link para leer la editorial completa, pero recorto estos dos párrafos para graficar un poco como desde su posición moralista (institucionalista?), Grondona puede darse el lujo de justificar, o "comprender" este hecho. Nuevamente, esta dinamica de enfrentamiento tiene altos contenidos de hipocresia por parte de ambos bandos. Va mi cita:



"Pero, a fuerza de ser sinceros, también tendríamos que admitir que "antes" de emitir el juicio reprobatorio del escrache que nos pide la doctrina democrática, chisporrotea en nuestro inconsciente un impulso instintivo, al que rápidamente acallamos, de simpatía o antipatía hacia sus autores. Cuando el que comenta un escrache siente antipatía por quienes lo cometieron, su condena es categórica. Pero, cuando siente simpatía por ellos, generalmente sostiene que,
aunque los "condena", los "comprende".
¿Sería demasiado aventurado suponer entonces que, frente al escrache de Laguna Paiva, la gente de campo, antes de condenarlo públicamente, ha sentido simpatía por sus autores? Esta conjetura se reforzaría si le agregáramos la hipótesis de que el verdadero blanco de la "agresión simbólica" de Laguna Paiva no fue el diputado Rossi sino el ex presidente Kirchner, que es su mandante. "
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1096356

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